Jose Manuel Ariza
Leo
Como ese pájaro
que está sobre el cable de teléfono
posado sobre tu conversación.
Como ese pájaro me siento yo.
Sin ser pájaro.
Pato, quizás.
Hipopótamo, tal vez.
Como ese hipopótamo
posado sobre el cable de teléfono
incapaz de alzar el vuelo.
Torpe, lento, pesado.
Preguntándose cómo ha llegado ahí.
Como ese hipopótamo me siento yo.
Un animal
que trata de ser,
en su camino,
libre.
Lo más libre que puede ser
un animal en su camino.
Como ese pájaro
que está sobre el cable de teléfono
posado sobre tu conversación,
sobre tu mensaje,
sobre tu tuit.
Joseba Roldán (http://www.josebaroldan.info)
Microrrelatos , reflexiones y poemas
El pueblo
Visitabas cada año aquel pueblo, veías el mar. Como si se anunciara el último adiós; adiós a la señora Carme del quiosco, adiós a Tomás del bar, adiós a los viejos amores, adiós y bienvenida ciudad. Una nueva etapa comenzaba. El pueblo habitaba en tu memoria, sesgada por los días que pasaban. Solo veías el mar a lo lejos de tus notas en papel sobre el pueblo
Cosas que pienso...
Un día te levantas y sientes luz, luz en un día anónimo. Parece que la enfermedad haya sucumbido. Brilla por su ausencia de síntomas y te sientes libre. Un día vuelves a vivir. No es navidad, ni las luces de la calle, ni la mayor fiesta del mundo nocturno… No, un día eres libre de todo aquello, y vives pese al miedo a volver a caer, y vives pese la mochila cargada… a veces , puedes ser feliz, sin rencores, sin esa pesada melancolía que a veces parece dulce. Vives libre del sufrimiento y amas.
Els coloms
Una història: un home que parlava amb un colom. Un senyor gran a una terrassa al Sol, un colom se li apropa a la taula del costat. Sembla que busqui molles o sobres del menjar dels primers clients. L’home està avorrit potser, està emocionat, és sensible a la seva realitat… Comença a parlar-li. Li preguntà que com està, que què busca…
Colom, colometa…
I em transporta al personatge principal de la plaça del Diamant La Colometa. I a la seva plaça al barri de Gràcia, i a les festes de Gràcia a l’estiu; els seus carrers adornats. La gent que passem per allà, els concerts…
I els coloms als estius de la meva infantesa, a Calella de la Costa. La meva mare portava trossos de pa sec perque jo els hi donés. Aquest record em fa pensar com llavors, els coloms em donaven tendresa.
Laura Jareño
Iguales incomprendidos
Soy decimal,
Tangente,
número primo,
ecuación selectiva.
Eres algoritmos,
álgebra,
simetría de numeración,
ángulo obtuso.
Somos Teoremas de Tales,
de Pitágoras,
optimización,
octantes.
Números romanos,
binomios,
números de Fermat,
polinomios.
Somos la solución de la incomprensión.
Somos el no soy de ciencias.
Somos el nada explicado.
Aún así,
dejamos de lado las declinaciones,
los acusativos,
los aforismos,
la sintaxis.
Entramos en nuestra matemática
donde sin casi darnos cuenta
moriremos infinitas veces
Carlos Del Hoyo Gutierrez (http://todossomosculpablesdealgo.blogspot.com)
Lección de frío
Es nuestra mesa.
Se alinean botellas
de cerveza vacías.
Tu mano gorrión aparece
junto al cenicero.
Aprovechando cierta
intimidad, la penumbra
que eclipsa tu rostro, el rumor
de otras voces atmosféricas
en el bar estudiantil,
mi mano araña inicia su incursión.
Distraídamente avanza
para establecer contacto.
Entonces tu mano vuela,
te mordisqueas la uña
del pulgar, despreocupada.
Al parecer ibas
a decir algo importante.
Pero ya no te acuerdas.
Regalas tu sonrisa a un camarero
que acude a tu llamada, servicial,
a darte fuego. Tiembla la llama
y alumbra el hueco oscuro de tus manos.
Dicen que un dios
selvático y pagano
posee a los que aman,
espíritu inmortal.
Así me dejo poseer por tus palabras
últimas, necesarias,
y asciendo con el humo
que tu boca azul exhala.
Vislumbro un beso tuyo,
saliva lenta y tabaco
en dosis letal.
Me callo a gritos,
porque nada detiene la ceniza.
Vamos a irnos pronto.
Cuando tú digas.
Con qué juego de palabras
o con que truco de magia
te desharás de mí esta noche,
niña del pelo y las gafas.
Me dejarás a la intemperie
como a un periódico de ayer
apenas hojeado.
Me enseñarán las farolas
su lección de frío
empezando por las puntas de los pies.
Pasarán autobuses, escaparates
fugaces sin rastros de vanidad,
tantos rostros y una misma
máscara de cristal.
Ya no te acuerdas de aquella vez
que no querías subir todavía,
porque había algo importante
que ibas a decirme y por eso
querías quedarte un rato más.
Era la vida en plenitud presente.
Y ahora son rostros que pasan,
entre ellos los nuestros.
Carles Arnal
Insomnio
Para que puedas dormir
te doy la mitad de mi noche, si no toda.
Me quedo a tu lado oscuro vigilante,
te acompaño, remonto el río de tu noche,
sobre una cáscara de nuez.
Te canto muy flojito
en la oreja para que sonrías
del otro lado del sueño
y nada temas y te duermas
y puedas dormir seguido.
Vigilaré los armarios, los cajones,
las esquinas, que nada entre ni salga
y estén las puertas cerradas.
Miraré detrás de las cortinas
y por encima y por debajo de las cosas
miraré, que nada se esconda.
Para que puedas dormir
te doy la mitad de mi noche, si no toda.
Carles Arnal
Llevo años viéndote venir.
En la undécima fila del huerto del patio.
Donde los rábanos se escriben con las coles.
Allí nos encontramos tú y yo.
Tu miedo y el mío,
tu sed y la mía,
tu frÍo y el mío,
Tu bilis y la mía.
Donde los rábanos se escriben con las coles.
Allí nos encontramos tú y yo.
Tu miedo y el mío,
tu sed y la mía,
tu frÍo y el mío,
Tu bilis y la mía.
En la undécima fila del huerto sueles vestir de verde,
como Adela,
como en la Revolución Industrial de tus deseos.
En la undécima fila del huerto nos vemos la caras,
otra vez.
En el nuevo año.
En el nuevo mes.
En el nuevo día.
Yo soy el nuevo día.
Nos miramos.
En el nuevo año.
En el nuevo mes.
En el nuevo día.
Yo soy el nuevo día.
Nos miramos.
Prometemos no matarnos.
Nos sobamos.
En la undécima fila del huerto de patio
Nos sobamos.
En la undécima fila del huerto de patio
prometemos no olvidarnos.
Carlos Del Hoyo Gutierrez (http://todossomosculpablesdealgo.blogspot.com)
Poemas Varios
Atardecer
El mar en su profundidad. El aire en su adversidad. El cielo en la distancia. La magia que brota de su combinación. La paz que emana. Y la vegetación que abraza el alma.
Y la libertad, la libertad que surge de sentirse relajada.
Bello paisaje, triste alma que aunque por breve conecta con la naturaleza y respira al fin.
El silencio y sus misterios. El atardecer con el sueño. La frescura de una tarde de agosto y a lo lejos el hogar.
No hay miedos, la ansiedad quedó atrás. Solo hay calma y deseos de brillar de nuevo.
En la Ciudadela
El ruido de los tambores, de las pisadas contra el suelo;
De vocablos extranjeros,de palabras románticos de uno a uno.
Tranquilidad en la ciudadela.
Verde alrededor, dulce olor. Pájaros que intentan cantar algo.
Sonidos en la ciudadela.
Hormigas que caminan, niños que juegan, inquieta sensación, coches que a lo lejos suenan. Tarde alegre en la ciudadela.
Vainven
Como la lluvia desaparece como la rabia se extingue y el dolor afloja.
Un suspiro, un brote de felicidad.
Como cambia todo, vienen las tormentas. Y el dolor aprieta. Y el sufrimiento llega con fuerza y la pena te ahoga.
Como un vaivén, como una noria en la que las emociones negativas y positivas giran. Van y vienen sin cesar.
Los bajones y las ilusiones se dan la mano. La tristeza y la alegría se abrazan.
Aceptarlo o sufrirlo. Querer estar siempre bien, frustrarse.
Laura Jareño
Noche de Paz, noche de Amor
Era la noche de Nochebuena. Las calles brillaban con las luces navideñas. Nadie paseaba, estaban vacías mientras las familias disfrutaban de la cena con sus seres queridos.
Mientras todos estaban felices y calentitos en sus casas yo estaba en el coche patrulla helándome el culo. Solo.
Odio la navidad.
Me llegó un aviso por radio. Unos vecinos se quejaban de unos gritos provenientes de la casa de al lado. Siempre es lo mismo en Fiestas.
La casa era grande, con una fachada beis y blanca, con un jardincito muy cuidado y en muy buen estado. Toda decorada con luces de colores y figuras de renos luminosos y sonrientes.
Llamé al timbre del portal y me di cuenta de que la puerta estaba abierta. La abrí levemente. El calor y el olor a cena navideña me dieron la bienvenida. Saludé y nadie contestó.
Entré.
Mientras caminaba hacia allí me parecía oír una vocecilla que cantaba: “Noche de paz. Noche de amor. Todo duerme en derredor…”
En el comedor de la casa la familia estaba desmembrada y esparcida junto a la cena navideña. Una masacre realizada por alguien muy perturbado.
Vomité.
Sobretodo café.
Desenfundé el arma y pedí refuerzos por radio.
“Noche de paz. Noche de amor. Ha nacido el niño Dios…”
La canción parecía venir de detrás del árbol. Escondida, abrazándose las piernas con los brazos, había una niña rubia de unos 9 años.
Ella era la que cantaba.
Le tendí mi mano y al poco me la dio. La saqué de detrás del árbol y la cogí en brazos.
Le pregunté qué había pasado y me dijo que un hombre malo, grande y vestido de rojo había bajado por la chimenea y los había matado a todos.
Un puto loco disfrazado de Santa Claus ha destrozado a esta gente. Odio la navidad.
Cuando nos largábamos oí el sonido más terrorífico que he escuchado en toda mi vida.
Una risa.
Una risa cruel y desalmada, como si tuviera la garganta llena de flemas y la profundidad del Pozo.
Era la niña la que se reía así.
Me miraba ida. Y me sonreía de manera bobalicona. Hasta que su sonrisa se ensanchó cada vez más hasta tener una longitud inhumana de dientes triangulares y afilados como los de un tiburón.
Me tiró al suelo. Grité de dolor cuando sus dedos que eran garras me perforaban los hombros.
Su aliento hedía a descomposición, muerte y corrupción. Sus ojos eran pozos negros de pura maldad. Su asquerosa risa flemática articulaba palabras extrañas.
Aquello no era una niña. Ya no. Apreté los dientes. Me obligué a mover el brazo a pesar del dolor y vacié el cargador en el pecho de la puta niña del demonio.
Calló a mi lado.
Entonces volvió a hablar como una niña. Decía que ella no quería hacerlo. Que Ellos entraron en su cuerpo y la obligaron a hacer cosas. Cosas terribles. Que había leído una historia en un fanzine y que desde ese momento esas cosas entraron dentro.
Me dijo que Ellos le habían dicho que al contar su historia ella se libraría de la maldición y esta pasaría a aquel que la escuchara o leyera. Después murió.
Me rescataron mis compañeros. Pasé un año de baja por estrés post-traumático.
Desde aquello he descuartizado a más de 30 personas. Pero ya estoy agotado. No puedo aguantarlo más. Por eso te cuento mi historia.
Esas cosas entrarán en ti. La maldición es tuya.
Abel Gabarrón (http://abelgabarron.blogspot.com.es)
CONTRA TODA REGLA
En el contexto francés.
En el andaluz jondo.
En el ambiente bereber.
Haces esfuerzos prometeicos por entenderme.
En el andaluz jondo.
En el ambiente bereber.
Haces esfuerzos prometeicos por entenderme.
Cuando me quedo solo,
me quedan todavía tus diez días,
mis suspiros de epidemia,
tus minutos de heroína.
Haremos un viaje.
Escribiré un cuento sólo para ti.
Bebernos aguas pasadas.
Con una cuchara vacío los males.
Puede el aire arrancar los caracoles,
y yo arrancar las penas.
Y tú, mientras, con esfuerzos prometeicos pos entenderme.
Carlos Del Hoyo Gutierrez (http://todossomosculpablesdealgo.blogspot.com)
EL SUEÑO DE PAULA
Macetas alineadas bajo el toldo azul a rallas. Las nubes a punto de descargar en cálidas lluvias. La humedad elevada. Echan a volar las golondrinas por los edificios, y en sus nidos crearán y alimentarán nuevas vidas.
La apaciguada y calurosa tarde de verano desde la ventana de mi estudio o cuarto de los trastos… antenas, tenderetes, flores… Cómo las flores rosas de la terraza de Paula. Pasamos el atardecer mirando esas bellas flores.Teníamos un foco de atención en común. Quiero creer que entendí por momentos su mundo. Quiero creer que en mi compañía también fue feliz.
Paula es la joven que cuido algunas noches. Paula tiene limitaciones físicas graves pero no afectivas. Si quiere te sonríe, sonríe al mundo. Si quiere te acaricia con ternura. Y le encanta la música como a mí. Así que pasamos parte de la tarde y noche cantando. Y lo digo en plural porque ella a nivel energético me acompaña.
El otro día le pregunté cómo son sus sueños. Le dije que seguro que son bellísimos como su presencia. Ana no puede hablar, pero nos transmite paz y ternura. Y esas son las sensaciones que cualquier orador u oradora por excelencia desearían tener.
Vuelvo a su mundo, a sus sueños. Me imagino ya desde mi estudio sus sueños desde mi imaginación, desde mi modesta e ingenua imaginación. Aunque no pueda estar en su mente la empatía me ayuda, sentir lo que ella pueda sentir. Seguramente sea lo más poético y mágico que jamás un ser humano haya soñado. Quizá sueñe con que supera obstáculos, pueda hablar y nos de lecciones magistrales sobre lo más importante en la vida, amar cada día a sus seres queridos sin egoísmo aparente de aquellos que hablamos, andamos y a veces creemos volar. Igual la felicidad reside en imaginarnos muy a menudo esos recuerdos o situaciones calidad que nos dan paz. Igual es todo más sencillo y solo se trata de vivir y amar.
Laura Jareño
Calabazas
Me senté a su lado y ella me miró con esos ojos tan intensos como la madera barnizada. Unos ojos capaces de robarme una parte de mí y perderla para siempre.
Tembloroso le ofrecí las castañas. Ella me correspondió con una sonrisa.
¿Alguna vez has estado tan enamorada o enamorado como para pensar que podrías morir por ese sentimiento?
Yo me sentía así. Me sentía morir de amor.
A ella le brillaban los ojos de una manera especial. Se mordía el labio de esa manera que me hacía perder la cabeza.
A mí se me iba a salir el corazón por la boca.
La amaba.
La miré a los ojos y ella me miró a mí.
Nos sonreímos.
Le cogí la mano y ella me la acarició.
Ella abrió ligeramente la boca y yo me acerqué.
La bese y ella…
Calabazas. Calabazas por todas partes.
Después aquello ella se marchó para no volver.
El recuerdo de aquella niña viene a mí cada año en estas fechas.
Ella lo era todo para mí.
Era.
Ahora miro a las calabazas.
Siguen riéndose.
Ahora sé que no es de mí de quién se reían. Se ríen de ver la vida pasar.
Y es que la vida es para tener una sonrisa en la cara.
Así que ahora hago como las calabazas y sonrío.
Sonrío ante los recuerdos.
¿Qué habrá sido de aquella niña de cabellos de otoño?
Sonrío.
Calabazas. Calabazas por todas partes.
Abel Gabarrón (http://abelgabarron.blogspot.com.es)
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