La literatura debe ser un oficio secreto.
Circonitas vendadas,
estanterias vacías,
techos de uralita,
sangre en las encías.
No sabemos lo que buscan
ni tampoco lo que quieren.
Como auguró Pepa,
los escritores se mueren.
Nos han decepcionado,
nos han alegrado,
nos han ninguneado,
nos han arrebatado.
No sabemos lo que escriben
ni tampoco lo que fueren,
como en otras horribles ocasiones, se confirma:
los escritores se mueren.
Nos han esclavizado,
nos han exagerado,
nos han soñado
nos han despertado.
No sabemos lo que exhiben,
ni tampoco lo que quieren,
como en casi todos los casos, es cierto:
Los escritores se mueren.
Y así me ecuentro yo,
entre Borges y Cortázar,
entre sonetos y ensayos
entre tu boca y la mía.
Carlos Del Hoyo Gutierrez (http://todossomosculpablesdealgo.blogspot.com)